Siempre me hab�a sentido confundido y algo t�mido en relaci�n a mi
sexualidad y por ello al entrar a los vestuarios del nuevo colegio para
prepararnos para la clase de gimnasia sent�a mi coraz�n latir
aceleradamente.
Era el �nico estudiante nuevo en un curso de mas de 50 muchachos, y me
hab�a imaginado ya el d�a anterior como ser�a ver a muchos de ellos
desprenderse de sus uniformes y prepararse para la clase. Me hab�an
dicho que nuestro instructor de educaci�n f�sica era un antiguo militar
retirado bastante estricto, algo entrado en a�os, y que todav�a gozaba
de un gran estado f�sico y de un tremendo bozarron.
Al entrar al camar�n me puse las ropas de gimnasia r�pidamente y los
shorts encima de una diminuta tanga con la que hab�a estado fantaseando
la noche pasada. Luego mientras pretend�a atarme los cordones de las
zapatillas miraba de reojo a los muchachos cambi�ndose en el banco
contrario, tratando de encontrar a los dos o tres que me hab�an llamado
la atenci�n el d�a anterior. Mis ojos se cruzaron entonces con uno de
ellos que al verme se dirigi� hacia mi mientras se pon�a la camiseta
para indicarme que el camar�n estaba todav�a en renovaci�n, y que al
t�rmino de la clase para no hacer esperar al grupo siguiente, hab�a un
acuerdo que s�lo los compa�eros que viv�an lejos usar�an las dos duchas
disponibles y el resto deb�an cambiarse y lavarse en sus propias casas.
Al o�r esto me sent� muy aliviado ya que a pesar de sentirme atra�do
f�sicamente hacia otros muchachos, me causaba pavor la idea de
desnudarme y ducharme en frente de ellos. Poco sabia entonces lo que me
esperaba durante la siguiente hora de practica.
El gimnasio se encontraba en un s�tano amplio y cerrado con piso de
madera, y con una corrida de ventanales en la parte superior que daban
al pasillo contiguo a la cafeter�a. Al entrar el "Almirante" como mucho
de los muchachos le dec�an al Sr.Thomas se produjo de inmediato un
absoluto silencio y los 50 muchachos, entre ellos yo, nos alineamos
delante de las barras, todos con el cuerpo tenso y en posici�n firme.
Procedi� entonces a pasar lista. Al o�r sus nombres los muchachos daban
un paso al frente diciendo en voz alta "aqu�" y retroced�an a su
respectivos lugares. Al llegar a mi nombre se detuvo por un momento para
decir "tenemos nuevo soldado que se une al regimiento" y continu� hasta
concluir con los nombres. La primera serie de ejercicios consist�a en
correr en c�rculos alrededor de los bordes del gimnasio conservando la
misma l�nea inicial de formaci�n.
Estabamos haciendo la tercera vuelta cuando dio orden de detener el
trote y note que avanzaba hacia nosotros con su severa mirada puesta en
mi. Supuse que era por la novedad de ser yo el �nico
alumno que no hab�a estado con �l el a�o anterior pero inmediatamente se
dirigi� a mi pregunt�ndome porque al correr lo hacia con los pies tan
abiertos, sobre todo el izquierdo, y si era pie plano lo que me hacia
correr as� como pato. Le respond� de inmediato que no. Entonces diciendo
"ya lo veremos" me orden� con su voz �spera y militar que me sacara los
tenis y calcetines y caminara en l�nea recta. Al hacerlo descalzo a la
vista de mis nuevos compa�eros hab�a comenzado a sentir un desasosiego
cuando el Sr Thomas me dio la orden de detenerme diciendo que mis
plantas se ve�an normales con incluso pronunciados arcos bajo ellas, y
que el problema deb�a estar mas bien en la cadera, que repitiera la
caminata pero esta vez a la romana. Al mirarlo extra�ado solo dijo
secamente "no te ense�aban nada de historia en tu otro colegio",
"camiseta y shorts abajo y camina esta vez con pasos largos y lentos
para ver el movimiento de la cadera". Mir� por un momento hacia atr�s y
vi a mis compa�eros esbozando una leve sonrisa. Entonces o� al militar
gritar con su gran vozarr�n, "que diablos espera amigo para comenzar, a
que se exciten primero sus compa�eros vi�ndolo en sus pinches
sujetadores o que " O� grandes risotadas atr�s y con el coraz�n casi
sali�ndose de mi pecho proced� a sacarme la camiseta y luego los shorts.
Para mi horror me vi entonces luciendo la sexy y diminuta tanga de nylon
roja que tanto placer me hab�a dado la noche pasada. Hab�a cometido un
doble error al llevarla puesta y todav�a no haberla reemplazado por los
sujetadores reglamentarios en los camarines. El viejo zorro me mir�
entonces rojo de furor pregunt�ndome si hab�a venido a su clase a
burlarse de el, de mis compa�eros o de quien, que de inmediato me sacara
esa prenda de puto antes que todos pensaran que realmente lo era. Yo
permanec� inm�vil y el notando entonces mi indecisi�n me dijo "muchacho
no queremos ning�n raro en esta clase as� es que nos vas a demostrar a
mi y tus compa�eros que si tienes un par de huevos y espero que algo mas
que te cuelga por delante, y digo cuelga y no respinga".
Hubo una risa general y viendo que yo estaba todav�a congelado, lo o�
gritarme por detr�s, "s�quese en el acto esos nylons de puta que en mi
clase nadie se va a ruborizar viendo el trasero de un pinche cabr�n".
Hubo mas risas y comprend� que era mejor obedecer al menos que quisiera
que mi vida en este nuevo colegio se volviera un infierno. Todav�a de
espaldas a la clase y lleno de horror solt� el el�stico, dej�ndolos caer
al suelo. Sent�a la sangre bullir y una especie de mareo en mi cabeza
sabiendo que a mis espaldas hab�a un curso entero de muchachos
observ�ndome.
La voz ronca del Sr.Thomas se hizo entonces sentir dici�ndome que no me
que quedara ah� parado como una estatua de Miguel Angel, y que anduviera
en l�nea recta para observar la rotaci�n en mi cadera. Lleno de
verg�enza y todav�a sin haberme volteado de frente al curso comenc� a
caminar, pero entonces se oy� nuevamente la voz del viejo deci�ndome que
lo hiciera en forma relajada y no tan tenso con las nalgas todas
comprimidas. Al topar con el arco me orden� volverme, caminando de
frente hacia ellos y de una manera natural y relajada. Al hacerlo pude
ver como toda la clase bajaba sonriendo la vista para dirigirla
directamente al �rea de mi sexo. O� al profesor decir entonces que yo
estaba bien desarrollado para mis 16 a�os y que no hab�a motivo para
sentir verg�enza. Esta tortura de caminar sin nada encima acerc�ndome y
alej�ndome del grupo continu� por algunos minutos, con nuevas
instrucciones de hacerlo esta vez mas erguido, con los hombros hacia
atr�s y la mirada en el frente. Finalmente al o�r el silbido del pito
para hacer nueva formaci�n supuse que el momento mas humillante y
vergonzoso de mi vida hab�a pasado y me dirig� hacia mis ropas, pero de
inmediato hubo un segundo silbido, y luego o� al Sr. Thomas decir,
mientras sosten�a con un solo dedo la tanga roja, que no necesitar�a
pon�rmela de regreso como tampoco el resto de mi equipo ya que estaba
todav�a en observaci�n.
Por el resto de la clase, agreg�, deb�a continuar como estaba, al estilo
griego. Para mi asombro me indic� entonces unirme al grupo para hacer
flexiones en el suelo. Ya de boca y con las piernas juntas y extendidas
observe que el muchacho de pelo rubio-casta�o que tanto me hab�a
hipnotizado el d�a anterior, estaba en la fila dispuesta detr�s m�o.
Comprend�a que incluso sin desearlo, �l y toda la fila tendr�an una
visi�n total de la parte posterior de mi anatom�a. De nada me sirvi�
juntar al m�ximo las piernas, porque para mi horror hubo que hacer otras
10 lagartijas, esta vez con ordenes de mantener las piernas bien
separadas y extendidas. Mientras las hacia lleno de verg�enza y tocando
a cada bajada la madera con mi �rgano y sacos, o� atr�s a alguien
refiri�ndose a mi decir por debajo que era una pena que con la partidura
toda abierta no fuera una hembra para brinc�rsela.
No se si el Sr.Thomas lo escuch� y se hizo el desentendido pero al
terminar nos dio orden de ponernos de pie y hacer un semic�rculo.
Deb�amos con un salto abrir brazos y piernas, y cerrarlas a su orden
dejando caer los brazos en los lados al juntar. Para mi martirio al
encontrarme desnudo mi �rgano sin soporte y suelto segu�a los
movimientos de cada salto, bajando y subiendo r�tmicamente.
Esto causaba que muchos de los muchachos no pudieran contener la risa.
El viejo mostrando una leve sonrisa dijo entonces que me sirviera de
lecci�n por venir con tangas y no querer usar los sostenedores
reglamentarios. Me indic� que terminara esta serie de ejercicios
sosteni�ndolos como pudiera, lo que tuve que hacer con mis propias
manos. Alguien entonces sugiri� hacer la llamada "carrera de carretilla"
y me encontr� as� sostenido por los tobillos por otro de los muchachos,
alto y rubio, que tanto me hab�an agradado el d�a anterior.
Al tomarme bruscamente por los pies me dijo "estas todo pegajoso, a ver
si no se me resbalan tus tobillos al correr" y luego agreg� "no aprietes
tanto el culo y abre mas las piernas que quiero ganar esta carrera". Me
llamaba la atenci�n la naturalidad con que me dec�a todo esto, mostrando
absoluta indiferencia a mi humillante exposici�n f�sica, y mas bien
consider�ndome en ese momento un caballo de carrera. Despu�s de una
extenuante carrera en la que tres veces dimos vuelta al gimnasio
corriendo desnudo sobre mis manos y sostenido por los pies, salimos
segundos. Me sent�a extenuado y el sudor me corr�a libremente por todo
el cuerpo cuando el Sr. Thomas orden� para terminar la sesi�n ejercicios
individuales en el potro formando una l�nea y uno a la vez.
Al ver al muchacho pr�ximo en la fila subirse al caballete y realizar
montado en �ste, ejercicios de tensi�n de brazos y piernas, sent� que al
llegar mi turno no ser�a capaz de exponerme de esa forma, sobre todo al
ver que en el �rea de las entrepiernas, la fabrica del short del
muchacho apenas resist�a la tensi�n. Tras imaginarme el espect�culo que
yo dar�a sin nada encima tuve el coraje de acercarme al viejo militar y
rogarle que para esta serie de ejercicios me permitiera ponerme los
shorts. Me contest� secamente que no por estar todav�a en observaci�n y
por ser adem�s absurdo el hacerlo sin los sostenedores reglamentarios.
Me orden� entonces prepararme ya que yo era el siguiente. Deb�a repetir
lo mejor posible la serie de ejercicios vistos, en el mismo orden y
forma. Subido en el potro, desnudo y ba�ado en sudor fui por los
siguientes 3 minutos, tiempo que se me hizo eterno, el centro de
atenci�n de todo el gimnasio, incluso debiendo varias veces separar las
piernas y tocar con los pies ambos extremos del potro En esa posici�n
estaba cuando con un pitido se dio por finalizada la clase.
Al voltearme sin embargo comprob� con horror que todos los muchachos de
la clase siguiente estaban ya dentro del recinto y hab�an tambi�n sido
audiencia de mis �ltimos esfuerzos en el potro. Entre ellos dos
muchachos vecinos de barrio. Recuerdo que al llegar a los camarines,
lleno de sed y jabonoso en mi propio sudor, me adelante hacia las las
regaderas sin cargar siquiera una toalla, pues que me pod�a importar ya,
pero me detuvo un chico sosteniendo una lista de nombres. Al no ver el
m�o entre los que viv�an distantes del colegio, me dio instrucciones de
regresar a los vestidores, dici�ndome que aunque lo sent�a, me pusiera
devuelta el equipo y me duchara en mi propia casa. Pero al volverme de
espalda para dirigirme a los vestidores me dijo " espera ahora te
reconozco por ese lunar en los cachetes, no eres tu el payaso que estuvo
mostrando su cagado culo al colegio entero. Te vimos de las ventanas del
segundo piso mientras hac�amos la fila para entrar a la cafeter�a. Nos
daba verg�enza ajena vi�ndote ejercitar a raja abierta sobre el
caballete y exponer as� el culo a mas de 100 huevones en el gimnasio y
otro tanto desde las ventanas de la cafeter�a". Luego mir�ndome
nuevamente me dijo, "esta bien s�lo porque apestas y hoy no fue tu d�a
te dejar� usar las regaderas. Puedes usar la segunda cabeza, pero b��ate
r�pido antes que se forme otra fila de huevones".
Cuando acab� efectivamente hab�an otros muchachos esperando su turno,
esta vez todos tan desnudos como yo. Entre ellos reconoc� al muchacho de
pelo rubio-casta�o que ahora sin nada que lo cubriera. Mostraba bajo esa
cara angelical un f�sico perfecto y una admirable verga descansando
entre sus sacos cubiertos de rubio y fino vello. Pero yo ya hab�a
recibido la lecci�n de mi vida y sin fijar nuevamente la vista en
ninguno camin� lentamente hacia los vestidores.