El Chiquillo que me arrechaba.
Cuando por fin me decid� a inaugurar mi propia empresa, impulsado por
el deseo de "no ser empleado de nadie", tuve que contratar a un asistente que
se encargara de entregar cartas, contestar el tel�fono, asear la oficina y
pagar las facturas de servicios b�sicos. Era una empresa "unipersonal",
instalada en la sala de mi casa, as� que Marco (el asistente) y yo �ramos los
�nicos miembros del "equipo".
Pasada la primera semana, considerando que la oficina era parte del departamento, convenc� a Marco para que �l, adem�s de las "tareas empresariales", se encargara de algunas "labores dom�sticas", es decir, tender mi cama, barrer y ordenar mi habitaci�n, asear el ba�o y lavar mi ropa (jam�s le solicit� cocinar, pues cre� que era "demasiado pedir").
Marco ten�a 17 a�os. Yo ten�a 23. A mi edad, salir por las noches era como "el pan de cada d�a", as� que, constantemente, llegaba a casa junto al amanecer, despu�s de sendas borracheras.
A eso de las 08:00, Marco ingresaba a mi departamento para comenzar su jornada de trabajo. Yo le hab�a dado una copia de la llave, o sea que, en reiteradas ocasiones, ni siquiera le escuch� llegar, pues me encontraba "durmiendo la mona".
Seg�n parece, tras cuatro semanas de trabajar en la "oficina", Marco lleg� a la conclusi�n de que sus obligaciones resultaban algo aburridas pues, luego de finalizar el aseo de la casa, deb�a esperar que yo, a�n presa de las frecuentes resacas, le encomendara las "tareas oficiales", para las cuales le hab�a contratado. Dem�s est� decir que, a veces, Marquito aguardaba instrucciones hasta las cuatro o cinco de la tarde, hora en la cual me levantaba de cama.
Aquella tarde de viernes, a eso de las tres, sent� que la puerta de mi dormitorio se abr�a. Solo emit� un quejido gutural y me revolqu� en la cama mientras Marco me pregunt� t�midamente: "�Nico?... �est�s despierto?..."
Me sent� apoyado en el respaldar, intentando acomodar mis cabellos desordenados mientras fijaba mi mirada en la suya. "S�... Estoy despierto. �Qu� pasa?"...
- "Nada... solo quer�a hablar contigo..."
- "�Claro!... �Qu� pasa, Marco?"
- "Eh... Nico... Ya no puedo seguir trabajando para ti".
- "�Qu�?... �Por qu�?... �Has encontrado otro trabajo?"
- "�No!... Me encanta trabajar aqu�; pero creo que ya no me necesitas..."
- "�Est�s loco!... �Claro que te necesito!"
- "Digo, que ya no me necesitas en la oficina... Talvez una empleada dom�stica pueda hacer lo que yo hago... por menos dinero..."
Sabiendo que la conversaci�n adquir�a un tono serio, me sent� a un costado de la cama. Solo llevaba una camiseta vieja y calzoncillos. Era la primera vez que Marco ve�a mis piernas.
Respir� profundamente mirando al piso, para luego dirigir la mirada a mi "secretario". Tomando valor, luego de unos segundos, le dije:
- "Marquito... No quiero que te vayas..."
- "Es que..."
- "�S�!... �Ya s�!... S� que esto no es lo que esperabas..."
- "Cuando me contrataste..."
- "�S�!... �Ya s� lo que vas a decir!"
- "�No sabes!"
- "�S� s�!... Te contrat� para ayudarme en la oficina... y terminaste siendo mi... �Mayordomo?... �mi empleado?..."
- "�Tu esclavo!"
- "�No!... Tienes que entenderme... Estoy intentando conseguir clientes..."
- "�C�mo?... �Emborrach�ndote con ellos?"
- "�No!... Las borracheras no tienen nada que ver".
- "�Peor a�n!... Mmm... Perd�n por dec�rtelo francamente; pero esta empresa est� a punto de irse a la mierda, solo porque te emborrachas, en vez de hacer que el proyecto salga adelante".
- "�O.K!... �Tienes raz�n!... Pero no te "emputes" por eso... �est� bien?"
- "�No est� bien!... �S� me "emputo"!... �No me gusta verte as�!"
- "... Mmm... gracias..."
- "�J�!... �Gracias?... No lo digo por cumplir... �Realmente me interesas!... �REALMENTE!"
- "�Y t� a m�!... �T� tambi�n me interesas!... �Es una mierda!... �Todo es una mierda!... �T� tambi�n me interesas!... �Por eso me emborracho!"
- "�Qu�?... �O sea que YO soy el culpable?"
- "�No!... �YO tengo la culpa!"
- "�De qu�?... �Qu� carajo quieres decir?"
- "�Eso!... �Solo ESO!... �Me importas!... �Me interesas!... �Te quiero!... Te... te... amo... �Creo que te amo!..."
- "Pero, eso de emborracharte hasta..."
- "�NO!... �NO!... �Me escuchaste?... �TE-A-MO!... �TE AMO, MIERDA!"
- "Pero..."
Entonces, le interrump� tomando sus mu�ecas con mis manos. �l qued� apoyado sobre la pared. Acerqu� mi pecho hasta casi rozar el suyo, mientras lograba que nuestros mentones se encontraran suavemente. Nuestros labios quedaron a penas separados por uno o dos cent�metros. Yo pod�a sentir su aliento tembloroso y entrecortado... y s� que �l sinti� mi respiraci�n, soplando su cara decididamente... casi jadeando...
- "No digas nada... Nada..."
- "Oye... Nico... Nicol�s..."
- "Shhh... �Nada!... �No digas nada!...
Susurrando esas palabras tom� su quijada con la mano derecha mientras un�a mis labios a los suyos, en un beso apasionado...
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